jueves, 28 de julio de 2011

Algo más que una Copa América

Ya lo saben todos, la prensa se cansó de repetirlo, el domingo Uruguay ganó su decimoquinta copa América aplastando a Paraguay y coronándose como la selección con más títulos continentales. Ayer se actualizó el polémico ranking mundial de la FIFA que comenzó a regir desde 1993 y La Celeste llegó a un histórico 5to puesto. Atrás de potencias futbolísticas como España, Alemania, Holanda y Brasil pero por delante de otras como Inglaterra, Italia, Argentina y Francia.

Por más que a muchos no les guste el ranking no responde a intereses, es matemático. Si Brasil está donde está, por delante de Uruguay, no es por su eliminación en cuartos de final del mundial de Sudáfrica y de la Copa América. Es por ser el actual campeón de la Copa Confederaciones y porque no pierde en los 90 minutos desde aquel recordado partido con Holanda.

Uruguay no tiene un juego vistoso, es verdad. Tampoco gana solo a guapeza, es cierto. Juega en equipo con buenas individualidades, es indiscutible. Todos estos comentarios se repiten y se repiten inflando el pecho de algunos, pero en mi parecer que hay que ir más a fondo. No todas las selecciones llegan a esta condición. Los equipos que rodean a Uruguay en el ranking son catalogados como selecciones de buen fútbol, o fútbol vistoso.

Hay un aspecto que caracterizó a la selección uruguaya que se puede resumir en la jugada al final del primer tiempo en la que Diego Pérez corre desaforado por una pelota que simplemente se iba por la última línea rival(ver video) . Ese acto se llama hambre de gloria, una cualidad que muy pocos equipos tienen y logran adquirir.

Hambre de gloria no es pegar, no es solamente correr hasta que las piernas se acalambren, no, es mucho más. Cualquiera que deseé ganar haría todo lo mencionado anteriormente, pero un equipo que no solo quiere ganar, sino que quiere alcanzar la gloria, vive, piensa, come, juega y sufre por él y por el equipo. Diego Pérez no corrió pensando en él, corrió pensando en que Forlán podría mandar un buen córner.

Si Uruguay logra mantener esa hambre de gloria intacta y no se achancha ni enaltece con sus logros deportivos, se podrá rescatar algo más que una Copa América.




Ruso Pérez luchando por una pelota

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